jueves, 22 de noviembre de 2012

The notes...

Una vuelta de tuerca en ese instrumento desgastado podría ser el protagonista de una preciosa composición de emociones tintineantes a su melodía. El autor de los roces y contactos alineados  a exposición de el elemento que lo ha creado  y el partícipe de cada uno de las redes  que recubrirán ese trabajo. La intimidad impresa en una efimería de sonidos que descienden esta mañana sólo para nombrarte.

Sleep disturbances...

Palabras dulces que resuenan en tu interior llenan tu mundo intentando imitar ese sueño que una vez inventastes.
Colorean esos rincones que tu ilusión necesita llenar y dibujan una sonrisa en tu rostro calmando tus ganas de abrazarlo...Pero el tiempo estira de esas lágrimas que se han perdido a su paso y te arrebata esa expresión de la cara extrayéndote de ese mundo que tu cuerpo anhela aclamar. Aun entre sombras los recuerdos merodean entre tus dedos y producen trastornos del sueño cada medianoche.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Spontaneous melody...



Escúchalo, ese sonido que a lo lejos tu corazón oyó llegar hace toda una vida, llena ahora tu alma neófita recargándola nuevamente de energía positiva que hará que tus objetivos cobren de nuevo,un sentido lógico y pintoresco. Podemos inventar juntos un nuevo mundo y colorearlo a nuestro gusto  siguiendo los incentivos que marcan nuestras ilusiones más profundas
mientras que el resto de la gente no tenga mas remedio que envidiar nuestra armonía



Toch me....

Sigo sintiendo cada noche


como el roce de tus dedos 
sobrepasan la linea del horizonte de mi espalda, como cada uno de tus cabellos se enredaba en mi cuello acelerando cada vez más esa sensación de agonía en tu colchón. 

Sintiendo el tacto de las sábanas esta madrugada , tócame y hazme perder la razón.


martes, 13 de noviembre de 2012

Cucharadita de sal...

¿No es estúpida la manera que tenemos de idealizar las cosas?
Constantes bombardeos de utopía impactan en la superfície de nuestro entendimiento incrustándose hasta en lo mas hondo de nuestra inocencia.

Nos aferramos a esa pequeña sustancia innovadora que hace vibrar nuestro cabello.

Ignorando lo débiles que a cada momento nos va dejando insistimos en seguir probando cada vez más esa pequeña y dulce cucharadita de sal.